Descubrí la danza en el verano del 87, gracias al ballet Belmonte, con música de Carles Santos. Fue el deslumbramiento ante el arte total: plástica, música y poesía. Desde entonces sigue siendo el arte que más me emociona. En demasiadas ocasiones, las artes plásticas, incluso la poesía, dan un rodeo por la región cerebral antes de llegar a la médula de nuestra sensibilidad. Siempre he intentado escribir desde una perspectiva innovadora, aunque sin alharacas ni falsos fuegos de artificio. De un modo natural apareció este ballet poético, como un modo de danza imaginaria que, sin embargo, se materializa en palabras que crean otra realidad paralela al movimiento.
Cefeida_cefeida
sábado, 7 de febrero de 2009
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