Un lugar desdibujado. La lluvia rehace la realidad. Las palabras rehacen la realidad. Perfiles borrosos, que cobran inesperadamente un significado nuevo, inédito, preciso. El lugar de la poesía es un no lugar.

José Antonio Sáinz



miércoles, 11 de febrero de 2009

Días de peregrinación. Italia




Ciento cincuenta años pasaron desde la publicación de Años de peregrinaje. Italia y la escritura de este libro. La distancia aproximada que media entre la visita a Italia como viaje iniciático de los jóvenes cultos y artistas europeos y los viajes turísticos de masas. Poemas de viaje, de un viaje personal y colectivo. Impresiones, reflexiones y un humilde homenaje a Liszt y a Petrarca.









Días de peregrinación

Cartografía de los límites

Los límites físicos y morales, las coordenadas espaciales y sociales nos delimitan y nos construyen al mismo tiempo. El libro es el intento de dibujar una aproximación a esa cartografía de nuestros límites. El libro se halla publicado en badosa.com.

CON LA DENSIDAD DE UNA LEJANÍA ANTIGUA,
el lugar exacto,
la curva, la cuneta mellada
invadida por la maleza.
La misma densidad
de la tarde gris
que puede comprimirse
entre las manos.
Igual que esa densidad,
la tierra nunca apretada,
el yermo que sueña la reja,
el baldío sin amo del que nace
el poste carcomido del teléfono.

Cartografía de los límites

lunes, 9 de febrero de 2009

Una vida común

Llegado un momento me planteé el reto de escribir un libro de temática amorosa, tan clásica en la historia de la literatura. Como el registro de mi poesía no suele ser excesivamente personal, pensé desde el principio en la necesidad de un estilo que huyera del tono íntimo y al fin di con el de este libro, amplio, de frase a veces hecha, con eco periodístico, irónico, pero sin caer en la ocurrencia ni en un distanciamiento gélido. No sé si todos esos propósitos -un equilibrio difícil- se alcanzaron con Una vida común. Al menos, sobreviven ciertos destellos y algunos poemas que aún me siguen gustando.


Una vida común

sábado, 7 de febrero de 2009

Cefeida

Descubrí la danza en el verano del 87, gracias al ballet Belmonte, con música de Carles Santos. Fue el deslumbramiento ante el arte total: plástica, música y poesía. Desde entonces sigue siendo el arte que más me emociona. En demasiadas ocasiones, las artes plásticas, incluso la poesía, dan un rodeo por la región cerebral antes de llegar a la médula de nuestra sensibilidad. Siempre he intentado escribir desde una perspectiva innovadora, aunque sin alharacas ni falsos fuegos de artificio. De un modo natural apareció este ballet poético, como un modo de danza imaginaria que, sin embargo, se materializa en palabras que crean otra realidad paralela al movimiento.





Cefeida_cefeida

jueves, 5 de febrero de 2009

El poeta y su doble

El artista de la Modernidad se toma a sí mismo como motivo. En algunas ocasiones lo hace de un modo exhibicionista y en otras como objeto de análisis, convertido en el modelo más a mano que tiene para hablar del propio arte, de los valores imperantes, de la miseria y la grandeza del ser humano. El artista en su sentido y en su contingenicia. Tal vez podemos estar de acuerdo con Antonio Machado cuando afrima que "al poeta [o al artista] no le es dado pensar fuera del tiempo, porque piensa su propia vida que no es, fuera del tiempo, absolutamente nada". El poeta se desdobla en quien vive y escribe -como parte de esa vida- y quien se observa a sí mismo: el poeta y su doble.



LOS OBJETOS GUARDADOS EN UN CAJÓN,
abierto en el silencio
una tarde cualquiera,
pero tan inmensamente lenta
como la tarde de un abandono.
El polvo. Las formas.
Los colores y el tacto.
El olvido casi absoluto,
porque los ojos
se deslizaban sobre ellos
sin ninguna intención,
igual que a menudo sobre el mundo.
El sol, blanco en los visillos,
oro aún templado su ternura.
El murmullo ahogado de una televisión.
Un ladrido continuo.
Piar de gorriones.
El cajón que ofrece
los objetos del pasado,
el pasado mismo,
en una tarde
en que nos reencontramos
con el mismo sobresalto agridulce
con que nos sorprende una canción antigua.
¿Qué pensaba entonces?
Cada cosa es el fruto de un designio.
Una caja de chinchetas para una despedida,
una agenda sin memoria,
un mechero con el nombre de un restaurante,
un cuaderno vacío de tapas duras.
Lo único que perdura, tal vez,
sea la capacidad de los símbolos
—no del todo generosa—
y la alquimia falsa del pensamiento.
Los gorriones.
El perro fuera.
Las nuevas voces de los niños.
Fuera.
El aire de la casa,
en suspensión serena
sin voces,
sin el roce de pisadas,
casi ni él se mueve
para no despertar el instante.
Ni eternidad
ni memoria.
Cierra el cajón,
con cuidado, sin ruido,
y regresa
—no sé si distinto o idéntico al de antes—,
despacio,
con el paso consciente y silencioso
de la tinta de los versos.

El poeta y su doble

lunes, 2 de febrero de 2009

Tiempo sin memoria

Ahora parece que la historia se ha detenido, es probable que para darnos un respiro y la ocasión de lamernos las heridas. Hace unos años, henchidos de orgullo, ebrios de nosotros mismos, parecía también que la historia se había detenido. Quizá la pausa de ahora se superpone a la de antes. Quizá cualquier tiempo ha dado la impresión de estar suspendido en el vacío del no sucederse. Hoy, el peso de la historia es liviano y sólo, si acaso, el futuro, cargado de admoniciones y de arrepentimientos de un presente inicuo, ocupa a ratos el pensamiento con al molde de lo irremediable. Todavía es posible afirmar que vivimos un tiempo sin historia.


Tiempo Sin Memoria